Algunos lo reducen a un simple cóctel químico con fecha de caducidad. A mi parecer eso es igual de frívolo que decir que una sinfonía de Beethoven es tan sólo una sucesión de notas; no deja de ser cierto, pero no abarca todo lo que supone. Debate interesante sería éste.
Hoy, conmovido por la historia de un amigo muy cercano, en un día muy especial para él, me veo impulsado a escribir el siguiente post, pues se ha visto completamente impedido por fuerzas ajenas a su voluntad, a pesar de lo importante que era para él. Sé que no alcanzo a escribir lo que él escribiría, pero al igual que los artistas arrebatados por la historia plasmada por las líneas de la pluma del poeta, trataré de hacer un pequeño homenaje a su persona.
Dante y Beatriz en el puente de Santa Trinidad. Henry Holiday |
El poeta Dante Alighieri, al que algunos italianos tildan de "padre del idioma" por su manejo y maestría del mismo, conoció en su juventud a una joven llamada Beatriz Portinari, de la cual se prendó automáticamente.
Pero aunque de cuando en cuando se cruzaban por la calle y ella le sonreía brevemente -o le dedicaba algún fugaz saludo-, para su desgracia, él no llegó nunca a conocerla en profundidad. Y sin embargo, el amor que sentía por ella fue creciendo hasta convertirse en el motor de algunas de las obras más exaltadas de la literatura italiana y a su vez de la cultura universal. En este caso por autoimposición, timidez o idealización, no llegó a entablar una relación más profunda, pero gracias al impulso que le daban aquellos breves cruces de miradas con su amada, y lo que suponían para él, llegó a escribir La Divina Comedia y la Vita Nuova, auténticas proezas en verso. La primera, una epopeya alegórica en tercetos encadenados que consta de 33 cantos. La segunda, 31 poemas líricos y 42 capítulos en prosa contando cómo el sentimiento por su amada le había dado una vida nueva. Pero no es en estas grandes obras en las que nos queremos centrar, sino en la historia del propio poeta.
Beatriz, acabó por casarse con otro, y a Dante sólo le quedaron las letras y el ideal de su musa como consuelo.
Sus versos fueron ganando fama en Florencia, y cuando ella se reconoció en los poemas, por recato, como mujer casada que era, le retiró el habitual saludo. El silencio y el desdén tuvieron que ser un verdadero infierno...
Más tarde, la pobre Beatriz, cayó presa de la peste y falleció.
Dante, por su parte, al final contrajo matrimonio -concertado desde los 12 años- con Gemma, hija de Messer Manetto Donati. Pero él seguía escribiendo, sintiendo y usando su numen siempre por Beatriz. La Vita Nuova la escribió después de la muerte de su amada, y La Divina Comedia fue una obra faraónica que le ocupó desde 1304 hasta el final de sus días.
Desde su publicación, innumerables artistas de todo tipo (pintores, escultores, músicos), se han visto contagiados por la llama de la inspiración de los versos de Dante, que, a su vez, escribía inflamado en devoción por su amada Beatriz.
La Divina Comedia se titula así porque no encaja con el clásico esquema de tragedia, pues tiene un final feliz. Con lo breve que es la vida, siendo nosotros esos pequeños puntos infinitesimales en comparación con el vasto universo, vale la pena intentar luchar porque triunfe la dicha y cambiar el final de nuestra vida en una comedia, aunque en ella haya todo un infierno.
¿Qué hubiera pasado si Dante hubiera podido hablar con Beatriz una vez que los dos conocían los sentimientos que había? ¿Qué hubiera pasado si la tragedia real hubiera terminado como en sus poemas? ¿Cómo de inconmensurables se habrían vuelto sus obras y las obras de aquellos a los que inspira e inspirará el poeta?
La vida es breve. Sed felices.
Tony Owen.
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