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Cojonazos de Leyenda (III): El Gran Capitán (Segunda parte)

Igor Yglesias-Palomar Bermejo.

(viene del primero)
 


Las Guerras de Italia



























Por aquellos entonces, en Francia, Carlos VIII -citando a Toca y Martínez Laínez: "que el cronista Oviedo llama Charles de la Cabeça Gruesa (a quienes los piadosos historiadores galos llaman ahora Carlos VIII el Afable), un tarado que daba audiencia en un palomar"- sucesor de Luis XI, planeaba comenzar una ambiciosa expansión militar, con el ánimo -se supone-, de iniciar una nueva cruzada que recuperara Tierra Santa y penetrara en territorio otomano, aunque más probablemente sus intereses fueran más cercanos en la distancia, como demostró el hecho de que justificara con ello su necesidad de disponer de una plaza fuerte en el Mediterráneo. Su intención, pues, es conquistar Italia, aprovechando que en 1494 fallece el rey Fernando I de Nápoles -hijo de Alfonso V de Aragón-, y es proclamado rey su hijo Alfonso II de Nápoles.

Para cubrirse las espaldas firmó con Fernando el Católico un tratado, en apariencia, contra los otomanos, pero que en realidad se trataba de una alianza de amistad. España no se interpondría en los planes de Francia a menos que se atacara al Papa, y viceversa. No obstante, al enterarse Fernando de las intenciones del francés, actuó hábilmente, considerando Nápoles como un territorio infeudado al Papa, y hallando, gracias a ello, la justificación que necesitaba para impedir los planes de conquista a Italia. El católico inicia una ofensiva diplomática para ayudar a su pariente, logrando el apoyo del papado y la neutralidad de Venecia.