Presentación.

Querido Lector:

Como sabrás (y si no es así te aconsejo que lo busques en la wikipedia), el Códice Voynich no es un libro cualquiera. De hecho es la antítesis de lo que llamaríamos un libro cualquiera. Es un manuscrito que ha pasado por algunas de las mentes más brillantes de este planeta y que lo han cerrado sin entender, literalmente, ni una palabra. Algo así como La crítica de la razón pura de Kant, pero por razones distintas. Es un libro que está escrito en un lenguaje, o código, hasta ahora desconocido por la raza humana. Y mira que ha habido gente que lleva dándole al tema tiempo. Especialistas de todo tipo están empeñados en entenderlo, pero independientemente de lo complejo de los algoritmos de descodificación que usen, o de lo avanzado de los análisis de todo tipo a los que constantemente lo someten, todos y cada uno de los genios que lo manosean, al irse a dormir oyen el mismo sonido al cerrar los ojos: las risas que se está echando desde el más allá el que lo escribió . Algún salao que lleva unos 500 años muerto logró tener de cabeza a la comunidad científica más avanzada hasta la fecha, muchos siglos después de escribir sus hojas. Lo cual no sé si dice mucho del tipo en cuestión, o poco de los figuras que se descuernan por saber lo que garabateó.

Lo metódico y espectacular del análisis lingüístico realizado sobre sus textos, rivaliza con el profuso estudio histórico para realizar el seguimiento del libro en cuestión y con el sorprendente desarrollo deductivo al que se ha llegado a través de sus ilustraciones. Pero lo cierto es que, a día de hoy, nadie sabe si se trata de una genialidad o de una broma. Es decir, se sospecha que hay sabiduría en su trasfondo, pero nadie ha llegado a demostrarlo; como en las canciones de Alejandro Sanz.

Internet, y por extensión el mundo, es como el Códice Voynich. Está lleno de cosas fascinantes e imágenes de tetas. Hay mucha gente intentando comprenderlo, y mucha más teorizando sobre sus contenidos, pero lo cierto es que hasta ahora, nadie ha conseguido entender una hez. Nosotros, tres amigos -bueno, dos amigos y un friki de metro noventa al que hemos adoptado-, te damos la bienvenida si tú, amable y paciente lector, eres de los que te has dado cuenta de que ni entendemos nada, ni da la sensación de que vayamos a hacerlo en breve, pero que, mientras, nos podemos echar unas risas.

¡Ah!, y si eres políticamente correcto, te recomendamos efusivamente que cierres esta ventanita y hagas como si no nos hubiéramos visto. Advertido quedas.

Pepe Voynich.

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