Por Igor Yglesias-Palomar.
Hola otra vez amigos, amigas y representantes del cuerpo de bomberos de Moratalaz.
Miyazaki comenzó
trabajando como intercalador (oséase, el currito que realiza los dibujos intermedios entre fotogramas claves) y luego animando en las míticas Heidi y Marco, hasta que dirige su primera serie de animación Mirai Shonen Konan -Conan, el niño del futuro. Nada que ver con el cimmerio de la espada-, la cual obtuvo un importante éxito en Japón. Cada vez más reconocido profesionalmente, en 1979 dirigió por fin su primer largometraje: la admirable y divertida El castillo de Cagliostro, que entre otras virtudes posee, según Steven Spielberg la mejor persecución de coches que se ha rodado -y que lo diga el director de El diablo sobre ruedas, no es poco-. Es la única película que realizará fuera del estudio Ghibli y también la única que versa sobre un personaje no creado por él, Lupin the 3rd. Es una película altamente recomendable, pero aún está lejos de alcanzar el nivel que luego le caracterizará.
El castillo en el Cielo, más querida por el público japonés, trata de la búsqueda por parte de dos adolescentes de la mítica ciudad flotante de Laputa, donde se guardan increíbles secretos tecnológicos. Es una película con más presupuesto y medios, dotada de un ritmo trepidante y una partitura de caerse de espaldas. A mi juicio, quizás poco objetivo, la propia juventud de los protagonistas y el descubrimiento del primer amor, cualidades en sí valoradas en la cinta, la hacen un poco demasiado infantil, aunque, una vez más es un derroche de imaginación e ingenio. Se supone que Laputa es uno de los destinos de los famosos viajes de Gulliver, aunque si mi memoria no me traiciona, la relación no deja de ser meramente anecdótica. Pero es importante destacar que en ella se repite una de las constantes obsesiones miyazakianas: los aparatos voladores, y está ambientada en uno de los primeros steam-punks que conozco. De hecho la ambientación es exactamente igual a la de otro anime, muy posterior, también de gran calidad llamado Last Exile, hasta el punto de que uno no sabe si es plagio u homenaje (http://www.youtube.com/watch?v=ocEnFAVz2_Q), Por si quedara alguien que desconociera el significado del término steam-punk, ya mencionado en el post anterior os diré que forma parte de una derivación -junto con otro término famoso, gothic-punk- de la subcategoría de la ciencia ficción denominada cyber-punk. Sin meternos demasiado profundamente, simplemente definiremos el cyber-punk como una tendencia literaria, encabezada por el fabuloso William Gibson, de mostrar el futuro como un contraste entre una sociedad altamente tecnológica e inhumana, donde los problemas sociales y de clases conviven con lo más avanzado de la ciencia. Es el punto de desembocadura natural de las tendencias previas de la ciencia ficción, encabezadas por Asimov, Clarke, etc, en las que se mostraban sociedades futuras frías, robotizadas y, de algún modo, asépticas. Blade Runner es quizás el ejemplo más emblemático de cyber-punk. A partir de la década de los 80, ya bien asentado este concepto, se comienza a denominar steam-punk a aquéllas historias, habitualmente ucrónicas, en las que, basadas en una ambientación a menudo Victoriana, se ha logrado un desarrollo técnico muy superior a aquél a priori permitido por la tecnología a vapor existente. Como decíamos, a diferencia de Nausicaa, ambientada en el futuro y cuya socidedad intenta mantener los restos de una tecnología muy avanzada, pero ya perdida, en Laputa, tenemos un claro ejemplo de steam-punk. Así mismo, también podemos observar los ideales políticos de un Miyazaki mucho más joven, que se autodenominaba marxista. Los problemas de los mineros y las sociedades empobrecidas crean un transfondo, una vez más, sorprendente en una película de animación.
Totoro, más infantil que las otras dos y una de las películas más brillantes que he visto, trata sobre el descubrimiento de ciertos seres mágicos que hacen dos niñas recién mudadas a una casa rural japonesa. Tengo entendido que el estudio propuso a sus dos grandes directores, Miyazaki y Takahata, que realizaran una película basada en la segunda guerra mundial. La propuesta del segundo fue La tumba de las luciérnagas, que es uno de los dramones más desgarradores que he visto (http://www.youtube.com/watch?v=2pmhNqlgd14), y cara al primero, el conflicto le pareció demasiado deprimente para su actitud positiva en la vida, así que optó por ambientarlo en la posguerra. Y lo cierto es que, al contrario de la película de Takahata, que básicamente da vueltas y vueltas sobre el dolor, en Totoro, no hay nada que recuerde al espectador la miseria ni la ruina. Sólo el hecho de que la madre de ambas niñas esté gravemente enferma en el hospital da el punto dramático a la cinta. Es una película que es pura alegría, fantasía y ternura. Como casi todo lo de Miyazaki, vamos. En especial, tenemos que recordar ése gato-bus, que es de infarto, o el gigantesto Totoro esperando de noche en la parada del autobús. ¡Una delicia, oiga!
Niki, quizás la más floja en mi opinión de las películas de Miyazaki, trata de una niña bruja que sigue la tradición familiar y se muda a vivir sola al llegar su pubertad y el nacimiento de sus poderes. La película, al igual que Laputa y el castillo de Cagliostro, está ambientada claramente en Europa, como lo estará Porco Rosso y, posteriormente El Castillo Ambulante. Y es que Hayao es un gran amante de lo europeo, lo cual, viniendo de un país en el que, básicamente les importa un carajo lo que hay y sucede más allá de sus costas, marca mucho la personalidad de este señor. La cinta es buena, hermosa en ciertas partes, visualmente cuidadísima, como todas sus obras, pero carece de la fuerza de algunas de sus películas, de los personajes de otras y de la fantasía de otras.
Con el estreno de La princesa Mononoke (Mononoke Hime, 1997), Miyazaki dio el verdadero salto a la fama internacional. A nivel técnico es fácil observar que fue su producción más cara hasta la fecha. La larga duración del film -134 minutos, algo impensable en animación, especialmente en animación tradicional-, y el arriesgado entorno -numerosas escenas en bosques, con las complicaciones que eso acarrea-, son meras muestras del tamaño y la epicidad de la cinta. A primera vista es fácil descubrir que Mononoke es una metáfora sobre la lucha entre el desarrollo tecnológico promovido por el ser humano, en constante evolución, y la naturaleza, representada y defendida por sus animales, espíritus y dioses, que prentenden perpetuar lo existente durante milenios. Lo fascinante de Miyazaki es que, pese a lo fácil que resulta, jamás cae en un partidismo, ni entra en el maniqueísmo tan occidental -especialmente, hoy por hoy, americano- que siempre busca la figura del bueno y del malo. En las películas de este creador, todos los personajes tienen partes positivas y negativas, y ello se ve representado en ésta cinta más que en ninguna otra. Los humanos no son los villanos. Su naturaleza y su necesidad de prosperar les llevan, lógicamente por ese camino. Los animales y espíritus de la naturaleza no son los héroes, necesariamente. Existen envidias, rencores, disputas, incomprensión por su parte también. Y sin embargo, tampoco se pueden tornar los papeles. Nada resulta tan infantil a ojos de quien ha vivido, que ver a alguien puramente bueno o puramente malo. En Miyazaki, incansable defensor del optimismo, digamos que no importa lo malo que seas, siempre tienes una gran parte buena.
La película está protagonizada por Ashitaka, un joven Ainu -pueblo autóctono de las islas japonesas convenientemente exterminado por los nipones- que, tras ser maldito de muerte al defender su aldea sale a enfrentarse con su destino. En su busca, con los ojos sin tapar tras la venda del odio, encuentra a San, una muchacha humana adoptada por unos dioses lobo, que se encuentran enzarzados en una lucha por defender el bosque de la civilización en una lejana tierra al Oeste. -Mononoke hime, significa en japonés, la princesa poseída por los animales. Y no seáis mal pensados. No es ése poseída.- La cinta es un deleite visual y auditivo, con la gran excepción de los lobos, que me parecen imperdonablemente mal dibujados -éste hecho ha llevado a mi amigo Rolando, en su constante exageración vital, a renegar de la película-. Yo he de reconocer que me duele verlos, pero no como para no valorarla -también me gusta Lady Halcón y mataría a Mike Oldfield por su banda sonora http://www.youtube.com/watch?v=xPs6jD094P8-. En cualquier caso es una película que ha servido de constante inspiración de numerosas superproducciones. Que me vengan a la mente ahora mismo: Fantasia 2000 de la que hablamos en la 1ª parte, para su Pájaro de Fuego de Stravinsky, Hellboy 2 que, dado quién es Del Toro y su devoción por Miyazaki, diremos que su elemental del bosque es un homenaje, y no un plagio, y Avatar, que, a falta de guión, buenas son copias -en realidad, Avatar debería llamarse algo así como Bailando con los lobos de la princesa mononoke mientras te enamoras de pocahontas, porque vaya copia a las 3 pelis...-
Por casualidad me he enterado de una anécdota sobre esta película que me ha parecido tan genial que he decidido copiárosla.
'Tras una irresponsable edición de una de las películas de Miyazaki: Nausicaä del Valle del Viento, donde el metraje fue editado sin conocimiento ni consentimiento del estudio, éste adoptó una política de "tolerancia cero" ante cualquier edición posterior fuera de la marcada por el propio estudio Ghibli, por lo que al oír que Harvey Weinstein, de Miramax, deseaba recortar parte de La princesa Mononoke para hacerla más atractiva en el mercado, uno de los productores del estudio Ghibli le mandó una espada katana auténtica con un único mensaje: "Sin cortes". El director, frente a esa anécdota, se limitó a decir: En realidad, fue mi productor el que lo hizo. '
Viva la sutileza... :D
Chihiro, digna de especial mención, trata de una niña de 10 años que queda atrapada junto a sus padres en un estado intermedio de la realidad, donde se ve forzada a trabajar en la casa de baños de los dioses. Estamos hablando de la que es considerada internacionalmente como quizás la mejor película de animación de la historia. Y motivos no les faltan, desde luego. El viaje de Chihiro ha sido la película más taquillera de la historia de Japón, superando a Titanic y aún manteniéndose en ese puesto. Ha sido la primera película de animación en la historia en ganar el Oso de Oro de la Berlinale a la mejor película (2002). No a la mejor película de animación. Esto generó un pequeño escándalo en Alemania, ya que los críticos de cine la calificaron como la típica película infantil de dibujos animados, sin haberla visto siquiera la mayoría de ellos, ya que consideraban una pérdida de tiempo atender a un género menor. Cuando se convirtió en la mejor película de ese año, hubo un gran revuelo popular sobre sus críticas, sobre el hecho de que calificaran sin haber visto las cintas y sobre la autoridad que tales personas poseen. Personalmente, cuanta más caña les den a los críticos, más disfruto yo. Básicamente, barrió por el mundo llevándose todos los premios habidos y por haber. También se presentó a la categoría de mejor película en los Oscar de 2003, pero ahí, claro, es imposible que ganara. Seguro que se lo dieron a una de Zemeckis. No obstante ganó el de mejor película de animación, creo que la primera vez que una película no americana lo ganaba. También fue la de mayor longitud (125 mins), y la primera película en la historia que llegó a USA con más de 200 millones de dólares ganados antes del primer fin de semana. Y en todo esto asusta el hecho de que le obligaron a Miyazaki a recortar el guión original, que duraba al menos una hora más (¡3 horas de animación! Hay que estar zumbado...), lo que supuso un problema, porque recortar tanto afectó seriamente a la trama. Y es cierto que se nota que no está con la duración que debería. ¡Cómo hubiera sido si le dejan hacerla como él quería...!
El nombre original Sen to Chihiro no kamikakushi vendría a significar, en una traducción algo libre, algo así como Sen y Chihiro raptadas por los espíritus, aunque kami hace referencia tanto a los espíritus como a los dioses. La razón de lo de Sen y Chihiro es porque como sabéis, la niña, Chihiro (千尋), cuando firma el contrato con la dueña de los baños, Yubaba, ésta le roba el nombre, pues es su manera de controlar a los que trabajan para ella. Se ve que le roba un kanji y le deja sólo el primero (千), que se lee Sen. Pero los juegos no acaban ahí. El kanji Sen significa "mil" (1000), y to significa la conjunción "y". Así que también se podría traducir como Chihiro y otros mil raptados por los espíritus, haciendo referencia a que todos los que trabajan en la casa de baños han sufrido el mismo destino. Pero para más inri, si leemos juntos sen y to, forman la palabra sento que en japonés es como se llaman los baños públicos. Y hay más moñaditas: por ejemplo, la bruja, Yubaba, el sonido de su nombre también se puede escribir con otros símbolos, significando yu: baño público y baba: vieja, o bruja; pero sus kanjis reales, así mismo, pueden ser leídos de otra manera: Zeniba, que es el nombre de su hermana gemela, que también significa bruja del dinero. Y algo oí también de los kanjis de Haku y Ryu (dragón), aunque no estoy muy seguro de esto. En cualquier caso, los nombres de casi todos los personajes tienen relación con lo que son o en lo que trabajan. Por ello, más allá de un profundo análisis de la película, que merecería un post en sí mismo, sí quería marcar algunos pequeños guiños que se nos escapan a los occidentales. Eso por no hablar de las miles de referencias a la religión shinto japonesa que desconocemos, y sobre la que versa la mayor parte de la película. En fin, lo mejor de lo mejor.
Ya terminando, Ponyo trata sobre una niña-pez que se hace amiga de un niño pequeño e intenta abandonar su mundo acuático convirtiéndose en una humana. La penúltima, por ahora, producción del maestro nipón es una vuelta a un público mucho más infantil, al estilo de Totoro. Ésta vez, cambia de nuevo de registro y nos sumerge bajo el mar, en una aventura divertida y original, aunque, claramente destinada a un sector y a un registro en el que me encuentro mucho menos cómodo. No obstante, como siempre, es absolutamente recomendable y entretenida.
Y por último tenemos El viento se levanta (2013), película homenaje a Jiro Horikoshi, el ingeniero que inventó y desarrolló los cazas Zero japoneses de la segunda guerra mundial, con lo que Miyazaki da, una vez más rienda suelta a una de sus principales obsesiones, la aviación. Es la película más seria y menos fantástica del director, y fue tremendamente polémica en su país por razones políticas que no vienen a cuento en este blog. Muy bella en muchas partes, pero en líneas generales menor que sus antecesoras, con su estreno vino el anuncio de la retirada definitiva de Hayao Miyazaki... Claro, que George Lucas dijo lo mismo tras el retorno del Jedi, y... Todos confiamos en que aún le quede una penúltima película por dirigir.
Cuando tenía 16 años, allá por 1991, vi una película de animación por Canal +, que mi padre tenía contratado, y me pareció fabulosa. Se trataba de Porco Rosso. Fue una película que nunca olvidé, pero ignoré el nombre de su autor durante muchos años. Diez años después, el día de mi cumpleaños del 2001, me encontraba yo viviendo en Takadanobaba, Tokyo. Como no tenía plan para celebrarlo, decidí homenajearme comprándome una película en DVD, una cocacola, unas patatas... en fin, ya me conocéis. Recordé que mi viejo amigo Javier Cañamero, también gran seguidor del cine de animación, me había recomendado La princesa Mononoke -a excepción de los lobos :D-, así que le di un voto de confianza y la busqué. La conseguí encontrar con subtítulos en inglés, cosa nada fácil allí -luego descubrí que compré una edición especial y que en uno de los discos incluso la tenía en castellano-, así que con el pack completo, me dispuse a pegarme una buena tarde de cine. Y así fue. Mononoke me impresionó muchísimo, e investigando sobre este señor, descubrí por fin que no sólo era el que había hecho Porco Rosso, sino que también era el de la película cuya cancioncita ponían a todas horas por la calle.
Analicemos. Porco Rosso es una película que versa sobre un piloto de hidroaviones en el Adriático de la Italia de entreguerras, que se autolanza una maldición que le convierte en cerdo, y que mantiene una relación de mutuo amor secreto con una mujer viuda por tercera vez. Así, dicho rápido. Como véis no es lo típico con lo que los americanos harían una película de dibujos animados. Tiene varias características peculiares:
1ª.- aúna las dos pasiones de Miyazaki: cerdos y máquinas de volar. Se ejemplifican con el motto de la película: tobenai no buta, tada no buta da. Un cerdo que no vuela, sólo es un cerdo.
2ª.- Es de las pocas películas del autor que se ubica en un momento histórico real, y la única que se localiza en un lugar y momento tan precisos.
3ª.- "Salvo" que el protagonista es un cerdo humanoide, no hay absolutamente nada fantástico en la cinta.
4ª.- Con Mononoke es, sin duda, la película más adulta del director, pero, a diferencia de ésta, no existe ninguna trama fantástica o mágica. Podríamos decir que el aspecto porcino del protagonista es una manera que él mismo tiene de visualizarse.
5ª.- Técnicamente es, sin duda alguna, una locura. Como mi gran amigo Rolando Durán -máximo defensor que conozco de esta película además de mí mismo- y yo solemos decir, parece que Miyazaki les enseña a los nuevos dibujantes lo que no se debe hacer en animación, y cuando termina les dice: "Olvidaos de lo que hemos dicho. Todo eso es exactamente lo que vamos a hacer". Hacer una película en 2D, sobre aviones, perfectamente dibujados que van rotando mientras se mueven por el aire... y hacer batallas de ellos, es la mayor marcada de paquete que se permitió nadie en animación. El desafío técnico de esta película a nivel de dibujo es, sencillamente, insuperable.
6ª.- Todos los personajes son muy buenos, pero Marco, el protagonista, es quizás el mejor papel que ha creado Miyazaki. Y de los pocos masculinos.
7ª.- Es una película que sufre un marcado cambio de rumbo en pocos minutos. Comienza siendo más infantil y en muy poco se convierte en la más seria de todas, salvo, quizás, Mononoke.
8ª.- Es una mofa poco oculta a la personalidad y culturas americanas. Por el contrario, es el mayor homenaje a Europa que ha hecho el director.
9ª.- La banda sonora de Hisaishi es insuperable. Desde los primeros temas de banda italiana a los temas de amor y los dedicados al vuelo, mientras mezcla diversos géneros de música magistralmente.
10ª.- Tienen los santos cojones de ocultar el final. Sólo por eso en sí mismo ya es insuperable.
(Recordemos que este artículo es anterior al estreno de "Cuando el viento se levanta". A mi juicio, todas las razones siguen siendo válidas, pero habría que matizar algunos puntos. N. del Autor.)
En fin, que si necesitáis más razones, añadidlas vosotros mismos viéndola y disfrutándola como la gran joya (del Adriático) que es.
Pronto más.
Igor.
Si queréis oír un gran concierto sobre todas sus bandas sonoras, dirigido por el propio Hisaishi y con el grupo de músicos más descomunal que he visto en mi vida, aquí tenéis. Ahora, dura dos horas... ;)
Dicho de un frío y calculador amigo del imbec... Del escritor del post, el solo de piano que se escucha en la primera parte de la película (si no me equivoco, la primera vez que aparece ella, antes de cantar su canción), me parece una de las canciones mas románticamente bonitas (y nada ñoña) que se han escrito e interpretado jamás....
ResponderEliminarQue peliculon, Yglesias, que peliculon!!
Espera... Decimonónico, foto de perfil de un castrato, prosa torpe y conoce la banda sonora de Porco Rosso... ¿Caravantium? :D
EliminarEn realidad, la canción que canta Gina en el bar (la que sale en el tráiler) es un homenaje de Miyazaki a la película "París Años 20", y en particular, a su banda sonora, ya que este tema es de allí. ;)
EliminarEl día 17 de Julio se ha anunciado que saldrá el Blu-Ray de porco Rosso. :D
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